La gramática es el arte que los griegos llamaban tejné grammatiké, nombre en el cual tejné significaba 'arte' o 'técnica', conservado en las lenguas modernas en 'técnica', 'tecnología', etc. y grammatiké, tomado de gramma (letra), de modo que significaba algo así como 'arte (o técnica u oficio) de las letras'.
Para los griegos, esta técnica abarcaba todos los aspectos del discurso: la ortografía, la sintaxis, la interpretación de los textos, y hasta la crítica a los poetas. Por esta razón, durante mucho tiempo fue difícil separar lo que correspondía a la filología, a la gramática y a la retórica.
Dionisio el Tracio fue quien sistematizó en forma ordenada los conocimientos gramaticales existentes hasta entonces, creando una terminología que fue heredada por todas las gramáticas posteriores, a partir de las latinas.
La gramática de Dionisio pasó a los romanos como una copia tan fiel (o servil) que, entre las partes de la oración, se conservó el artículo, que no existía en latín.
Para la parte histórica e interpretativa, Quintiliano formó la palabra litteratura, tomada de littera, equivalente latino de gramma, pero hasta el siglo IV de nuestra era la gramática permaneció unida a la filología y a la literatura; sólo en el siglo IV, con Donato, se independizó como ciencia.
Para los griegos, esta técnica abarcaba todos los aspectos del discurso: la ortografía, la sintaxis, la interpretación de los textos, y hasta la crítica a los poetas. Por esta razón, durante mucho tiempo fue difícil separar lo que correspondía a la filología, a la gramática y a la retórica.
Dionisio el Tracio fue quien sistematizó en forma ordenada los conocimientos gramaticales existentes hasta entonces, creando una terminología que fue heredada por todas las gramáticas posteriores, a partir de las latinas.
La gramática de Dionisio pasó a los romanos como una copia tan fiel (o servil) que, entre las partes de la oración, se conservó el artículo, que no existía en latín.
Para la parte histórica e interpretativa, Quintiliano formó la palabra litteratura, tomada de littera, equivalente latino de gramma, pero hasta el siglo IV de nuestra era la gramática permaneció unida a la filología y a la literatura; sólo en el siglo IV, con Donato, se independizó como ciencia.
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