El seísmo de 8,7 en la escala Richter y las posteriores réplicas que sacudieron este miércoles Indonesia causaron un muerto, cuatro heridos y daños menores en la zona más próxima al epicentro. Durante varias horas, las autoridades de Indonesia y el Centro de Alertas del Pacífico activaron la alerta por tsunami en dos ocasiones, aunque fueron levantados al no generar los seísmos ninguna ola gigante.
Los temblores y las alarmas desataron el caos en Aceh, la región que sufrió los peores efectos del tsunami ocurrido en 2004, que mató a unas 230.000 personas de una docena de países bañados por las aguas del océano Índico. Las características del terremoto eran muy parecidas a las del anterior, la profundidad del epicentro fue de 33 kilómetros y estaba en una zona del océano cercana a la que se sacudió hace ocho años. Sin embargo, y por fortuna, la ola esta vez no llegó.
La primera diferencia, apuntan desde el servicio geológico de EE.UU. (USGS) está en la magnitud del seísmo. El de 2004 tuvo una intensidad de 9,1, el tercero más intenso del registro mundial, mientras que el del miércoles rondó los 8,7.
Pero la clave de que no se produjera un tsunami está en la zona donde se produjo el movimiento sísmico. En lugar de producirse en el borde de la placa tectónica, en la conocida como zona de subducción, donde una placa se introduce por debajo de la otra, el terremoto del pasado miércoles se produjo en mitad de la placa en lo que se conoce como "terremoto de desgarre". En este tipo de seísmo la sacudida produce un movimiento lateral del suelo oceánico en lugar de hacia arriba y hacia abajo, como ocurrió en 2004, de modo que no levanta el agua en un punto determinado y genera una ola gigante.
"Con un terremoto de desgarre no existe el mismo riesgo de tsunami que en uno de subducción", explica la geofísica Julie Dutton en OurAmazingPlanet, porque las placas se mueven una al lado de la otra.
El origen de los grandes tsunamis suele estar en terremotos de subducción, cuando una placa se hunde súbitamente bajo otra y provoca una elevación repentina y masiva del fondo oceánico. Una hora después del terremoto de este miércoles, y con todas las alarmas activadas, los servicios de alerta detectaron una ola de apenas 17 centímetros en la provincia de Banda Aceh. Horas después, el oleaje registrado en mitad del mar apenas alcanzó un metro y se dio por descartado el peligro.
FUENTE: lainformacion.com
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