Yo soy tu padre: Darth Mickey

0
  • 3 may 2013
  • José Almonacid Rojas
  • Etiquetas: , , ,
  • Recientemente se estrenó en Chile (una semana antes que en Estados Unidos) la tercera parte de Iron Man, el primer blockbuster de la temporada y –mucho más importante– la primera película enteramente nacida y producida por la unión Marvel/Disney. Correcto, Vengadores, la cinta más taquillera del 2012 y la cuarta más rentable de todos los tiempos, ya venía con el logo Disney en los créditos, pero buena parte de los costos y ganancias aún seguían relacionadas con Paramount, su antigua casa. Y aunque a nivel de fanáticos se dice que esta nueva aventura de la saga del blindado multimillonario Tony Stark da pie a la llamada “Fase 2” del traspaso fílmico del universo creado por Stan Lee en 1962, lo cierto es que tras esta segunda etapa lo realmente clave es que los personajes pasan a control absoluto de la factoría fundada por el entonces caricaturista y empresario Walt Disney en 1923.

    Que el mismo día en que se estrenó Iron Man 3 la empresa dirigida hoy por Rober Iger anunciara el rescate de la propiedad cinematográfica de Daredevil, otro personaje Marvel –hasta hace ocho días atrás parte del conglomerado Fox–, da bastantes luces sobre el estado de las cosas. Cosas que tienen a Iger y a su gente en una guerra no declarada con Sony para coger Spider-Man y con Fox, para hacer lo propio con X-Men, dos marcas de Marvel traspasadas a otros estudios antes de que Disney se hiciera cargo de la “usina de superhéroes” más rentable del primer mundo. Porque, aunque a los fanáticos de DC Comics les duela, hoy Marvel genera más del doble de ganancias que su competencia, básicamente porque fuera de Batman, DC no tiene otro hit en cines.

    ¿Y qué tiene que ver Marvel con Star Wars? Mucho y se resume en un solo hombre, el mismo Robert Iger, actual director de Disney y el encargado de convertir la casa del ratón Mickey en la dueña de los contenidos más rentables del siglo XXI. Iger adivinó hace rato que el nuevo público no quiere más ratones ni patos animados, que las princesas siguen vendiendo, pero dentro de un público que rara vez pasa de los quince años. Su apuesta implicó traspasar barreras de edades e incursionar en el estadio de los videojuegos, los juguetes de colección y las franquicias taquilleras de cine no animado. Básicamente, su valía fue mirar bien lo que estaba ocurriendo a su alrededor y después de tomar muchos apuntes y estrujar las planillas Excel, sacar la billetera. El primer paso de su administración fue hacerse de Pixar, pagando 7 mil millones de dólares, en 2006. El segundo fue comprar Marvel, tres años después y por US$ 4 mil millones. A Disney, claro, no le interesan los comics: su apuesta va por los personajes y las franquicias; hacer de la compañía de superhéroes un estudio/universo fílmico que lleve a las pantallas grandes y chicas las aventuras de estos personajes, generando ganancias y produciendo nuevas variaciones para el consumo de masas, desde muñecos de acción, poleras y pijamas hasta juegos para todas las plataformas, tanto electrónicas como de mesa y salón.

    Y en esta alquimia faltaba la joya de la corona: esa historia ambientada en una galaxia muy lejana que en 1977 cambió la historia de la cultura popular y de la industria del cine para siempre: La Guerra de las Galaxias o Star Wars.

    La fuerza es poderosa en tu familia, Donald

    Star Wars no es una marca cualquiera. Desde 1977 en adelante ha sumado seis películas oficiales, siete series animadas, dos cintas infantiles centradas en personajes secundarios, doscientas novelas (cien de las cuales van destinadas al segmento infantil), alrededor de treinta videojuegos y un auspicioso trato comercial con Lego; la línea de historietas más rentable de la editorial Dark Horse Comics y la colección de juguetes más exitosa de la historia mediante su asociación primero con Kenner y luego con Hasbro. Estamos hablando del universo más popular de la cultura de masas, un evento generacional y un producto integrado (o habitado si se prefiere) por 17.000 personajes distintos: con un 10% de esta última cifra se tiene material para 80 años de historias sin repetir un solo “marciano”.

    La fuerza es poderosa en Roger Iger, tanto que en menos de cinco años se ha convertido en el ejecutivo jefe más exitoso en toda la existencia del conglomerado Disney. Si previo a su llegada la casa de Donald era la marca más fuerte de su categoría hoy no sólo mantiene ese estatus, sino que ha elevado tanto el valor de su imagen que matemáticamente resulta imposible que su principal competidora (Warner) logre igualarla al menos dentro de los próximos 20 años.

    Con Star Wars (y Marvel) bajo sus límites geográficos, Disney se ha asegurado tener el liderazgo en la taquilla cinematográfica de aquí a los próximos diez años, alternando una película de superhéroes con otra del universo de los Jedis cada doce meses. Y no sólo eso, la alquimia del trato ha logrado además que Marvel recupere los derechos de Star Wars para los comics, desde 1990 propiedad de Dark Horse, anunciando una colección regular de títulos “galácticos” que incluye la posibilidad de crossover entre ambos mundos, algo así como Darth Vader enfrentando a Iron Man o a Luke Skywalker viajando en el tiempo para encontrarse con Los Cuatro Fantásticos.
    Star Wars según Disney

    Los planes del conglomerado de Iger para Star Wars fueron confirmados oficialmente hace un mes en la CinemaCon de Las Vegas, feria en la que las productoras y los estudios enseñan lo que viene a futuro. El charquicán Disney/Star Wars se dividirá en dos fases cinematográficas: la “canónica” y la “expandida”.

    El 2015 parte la nueva trilogía “canónica” con el estreno de Episodio 7, continuación directa de El Regreso del Jedi (1983). Dos años después vendrá Episodio 8 y el 2019 se cerrará el arco con el capítulo 9. Estas tres películas estarán inspiradas en los apuntes originales de George Lucas, quien en 1977 ya hablaba de una épica de nueve filmes divididos en tres trilogías. La primera de estas nueva historias, el hasta ahora llamado Episodio 7, será dirigido y escrito por J.J.Abrams (Lost), quien hasta ahora estaba a cargo de la reinvención de Star Trek (Viaje a las Estrellas), franquicia para la cual debe rodar un tercer episodio para 2016 (el segundo ya está en post-producción). Abrams ha declarado que ambos trabajos no son incompatibles, sino complementarios. Eso aunque los fanáticos pongan el grito en el cielo dada la reconocida rivalidad entre los seguidores de ambas epopeyas espaciales. En términos futbolísticos es como si el Colo Colo y la U tuviesen el mismo entrenador y los ejecutivos de ambos equipos estuvieran de acuerdo.

    Aparte de la tercera trilogía aparece lo “expandido”. Disney sostiene que en 2016, 2018 y 2020 se estrenarán otras tres películas de la franquicia Star Wars basadas cada una de ellas en aventuras individuales de personajes como Yoda, Han Solo o Chewbacca, bajo la idea de complementar la mitología del mismo modo que en los filmes Marvel conviven las historias individuales de los enmascarados con los títulos que bajo el genérico de Vengadores reúnen a los superhéroes cada tres años.

    El palacio de la Bella Durmiente además producirá una serie de animación basada en la versión Lego de Star Wars para su señal XD y a través de ABC, su canal de televisión adulto, una serie con actores ambientada también dentro del universo Star Wars, similar a SHIELD, el drama de acción que se estrena este año y que lleva a la pantalla chica el relato de la agencia secreta que hemos visto en las películas de Iron Man. La serie de Star Wars debería ver la luz en 2016 y a pesar de los rumores que abundan en la red, de esta ni siquiera hay un bosquejo de historia.

    ¿El próximo paso de la expansión Disney? Dicen que por ahora no habrá más adquisiciones, sino cosechar lo ya gastado. Otras versiones apuntan a que los ojos de Iger y su gente estarían en la propiedad de Hasbro, la juguetera más grande del planeta. Por supuesto al poderoso mandamás de Mickey no le interesan los monos de plástico, sino el valor agregado de Hasbro que es dueña de los derechos totales de la que después de Star Wars es la línea de coleccionables más rentable de Occidente: Transformers. En esta melodía, mientras Disney se acerca a los robots, en Hollywood los ejecutivos de Paramount tiemblan. La posibilidad de perder a Optimus Prime no les hace nada de gracia.

    Cómo se forjó el negocio

    Sin duda, la compra de Star Wars por parte de Disney fue uno de los grandes negocios anunciados el año pasado. Aunque se hizo oficial en octubre, venía fraguándose desde hace tiempo, como ha detallado un reciente artículo de Bloomberg BusinessWeek. En mayo de 2011, Robert Iger, el director ejecutivo de la compañía de Mickey, viajó hasta Florida para participar en la inauguración de Star Tours: The Adventures Continue, una atracción inspirada en la saga de George Lucas en el Walt Disney World Resort. Lucas supervisó personalmente los trabajos y esa mañana estaba entusiasmado. Iger entonces hizo su jugada: mientras tomaban desayuno, le preguntó si estaría dispuesto alguna vez a vender la franquicia. Lucas, sorpresivamente, dijo que aún no estaba listo para dejar su creación, pero cuando llegara el momento se lo diría.

    Comenzaron entonces una serie de delicadas negociaciones entre ambos titanes, siguiendo la misma estrategia que Iger implementó con éxito cuando compró Pixar: mantener el equipo creativo de la nueva adquisición, tratando de respetar su filosofía. ¿Si las películas de Star Wars habían sido tan exitosas (la primera trilogía recaudó 1.800 millones de dólares, la segunda 2.500 millones) para qué cambiar el modelo? En los cinco meses de tratativas, Lucas se aseguró de que la mejor gente posible tomara el rumbo creativo de la nueva trilogía. Y aunque se resistió en un principio, entregó sus bocetos originales de las historias: sólo tres personas tuvieron acceso a los textos, entre ellos Iver, y exigió que las líneas argumentales fuesen respetadas. Finalmente, un día de fines de octubre de 2012, Lucas viajó a las oficinas centrales de Disney, en Burbank, y firmó los papeles. Así, le decía adiós a su maravillosa creatura.


    Cuatro posibles películas de la dupla Star Wars-Disney

    Star Wars: Millenium Falcon: Lando Calrissian es hijo de un rico empresario del transporte espacial. Rebelde y mujeriego, trabaja para su padre piloteando el Millenium Falcon, el carguero más rápido de la galaxia. No es precisamente un tipo de fiar, de hecho su agenda personal es para él harto más importante que su familia. Tras un lío con el imperio y la mafia, causado por él, los Calrissian caen en desgracia y son asesinados. Pero Lando consigue escapar en el Falcon, gracias a la ayuda de un joven oficial imperial, Han Solo, expulsado de la armada por un lío de faldas con la esposa de un almirante. Fugitivos ambos, Lando y Han se convertirán en grandes amigos, proscritos y piratas espaciales. Todo en clave western, harta chica guapa, harto tiroteo y persecución espacial. Protagonista absoluta de la película es la nave más famosa de la galaxia.

    Star Wars: Yoda: Ya se sabe que el primer spin-off de Star Wars será el de Yoda. Ahora la pregunta es qué historia contar del verde personaje. Sus años de juventud, su entrenamiento como Jedi, su retiro en Dagobah donde se supone enfrentó a los espíritus del lado oscuro y logró cambiar el destino de un planeta entero sumido en la maldad. Todo puede ser. Bastante intimista y en clave oriental, Ang Lee es un nombre que suena para llevar este barco a buen puerto.

    Star Wars: The Hutts: Buenos Muchachos y Los Soprano en clave intergaláctica. Aquí hay mucho que contar, por un lado una historia a lo El Padrino con el ascenso de Jabba dentro de la jerarquía Huttes y el error que lo llevó a autoexiliarse en Tatooine y por otro lado una especie de Los Infiltrados donde un policía de la República (porque la historia se ambientaría antes del Imperio) se infiltra en el corazón de la mafia Huttes para derrocar este clan criminal.

    Star Wars: Qui-Gonn Jinn: La historia del alza y caída del mayor Jedi de la historia después de Yoda y Obi-Wan. Qui-Gonn, un joven e idealista noble, es entrenado por el Conde Dooku con quien aprende los viejos caminos de la Fuerza, doctrina que está siendo dejada de lado por las nuevas ordenanzas de los custodios galácticos. Rebelde y soñador, Qui-Gon se enfrentará a su mejor amigo Mace Windu, entrará en conflictos con Yoda y conocerá a un misterioso artista y hombre de ciencias que en verdad es Darth Plagueis, un sabio Sith que busca un aprendiz y ve en Qui-Gon el candidato perfecto.

    Fuente: Capital

    0 comentarios:

    Publicar un comentario

    Redes Sociales

     
    Copyright 2010 CETERIS PARIBUS